quarta-feira, 4 de dezembro de 2013

Una restauración envuelta en la polémica

La intervención del IAPH sobre la Virgen de la Concepción desata la controversia en torno al alcance de las intervenciones de limpieza sobre imágenes devocionales.
Virgen_Concepcion

“Los hermanos de la Trinidad estamos plenamente satisfechos con el resultado de la restauración de la Virgen de la Concepción. A la imagen se le ha practicado simple y exclusivamente una limpieza, sin más. Las redes sociales son gratis y la gente está muy aburrida. Ojalá todos los que están enjuiciando esta restauración hubieran ido a ver a la Virgen el pasado viernes. En la hermandad, le puedo asegurar, no hay ningún tipo de revuelo”. Así de categórico se mostró ayer el hermano mayor de La Trinidad, Juan Manuel Piñas, al ser preguntado sobre la polémica que ha suscitado en las redes sociales el evidente contraste que existe entre el antes y el después de la estancia en las instalaciones del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) de esta dolorosa que forma parte del misterio de las Cinco Llagas de la cofradía del Sábado Santo.

El pasado viernes, la Virgen de la Concepción, obra tallada en 1956 por Antonio Bidón Villar, era repuesta al culto en la Basílica de María Auxiliadora tras ser sometida durante algo más de cuatro meses a un proceso de restauración que ha sido dirigido por David Triguero, un especialista del Instituto del Patrimonio, organismo dependiente de la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, entre cuyos últimos trabajos se encuentra también la alabada intervención sobre la imagen del Niño Jesús de la Sacramental del Sagrario, obra de Martínez Montañés, que porcesiona en el Corpus.

El hermano mayor trinitario aclara que la hermandad está “super agradecida al Instituto no sólo por cómo han trabajado sino por cómo nos han atendido”. La intervención sobre la imagen ha consistido exclusivamente en una limpieza de los numerosos repintes que ocultaban su policromía original, que se ha recuperado casi en su totalidad, especialmente en la zona de labios y dientes. “A la Virgen no se le ha hecho más que una limpieza. El protocolo que sigue el Instituto en estos casos es muy minucioso y hasta para cambiar una puntilla te consultan”, señala Piñas, quien insiste en que “la fisonomía de la Virgen no ha cambiado para nada”.

El máximo mandatario de la corporación explica que la imagen acumulaba “mucha suciedad para el poco tiempo que tenía” y reitera que el trabajo del restaurador ha sido muy escrupuloso. “A la hora de afrontar la limpieza de los ojos, por ejemplo, se le han montado las mismas lágrimas y los mismos ojos. La Virgen tenía unas pestañas pintadas por la parte de abajo y se han repasado.”

No obstante, Piñas admite que “no estamos acostumbrados a verla así” y que esa apariencia “más brillante que ahora presenta la imagen se irá atenuando con el paso del tiempo. Es lógico que al principio choque un poquito”, reconoce.

Sobre el revuelo originado en las redes sociales, el hermano mayor estima que “las fotos que se han colgado en internet son muy malintencionadas”, por lo que anima a todos los que están opinando sin otro referente que el de esas fotografías a que acudan el 8 de diciembre a su besamanos y valoren la restauración a posteriori. La restauración de esta dolorosa ha vuelto a poner sobre la mesa el viejo debate sobre cuál debe ser el alcance de las intervenciones de limpieza sobre las imágenes devocionales. Hay especialistas que apuestan por aplicar sin anestesia los criterios internacionales de restauración y los hay, por contra, que defienden una limpieza “controlada” para no borrar la “pátina devocional”.  

Por José Gómez Palas
Fonte: El Correo de Andalucía
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